CIUDAD REAL, ESCALANDO JUNTO A DON QUIJOTE


“Qué es eso, amigo Sancho, las mas grandes murallas que malvados encantadores hayan levantado, los más tenebrosos castillos que cautivas doncellas encierren! Grandes extraplomos de dura piedra presentan, y para sus princesas liberar, vive Dios el Cielo y la Tierra, que tengo que escalallas y conquistallas en singular batalla, pues valeroso vencedor de extraplomos y sinrazones soy”. Grandes sorpresas nos depararán las llanuras de la Mancha, pues entre sus infinitos campos, altivas paredes de piedra se alzan para hacer las delicias de nuestros ansias de roca. Y es que no todo es queso y vino en las tierras manchegas.

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Por Jose Luis Núñez. www.OjoVertical.com

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho que vivía un hidalgo de los de taladro en mano, alpargatas recauchutadas, cordino gastado, broca templada y tendones de titanio. Es pues de saber, que deste sobredicho personaje, los ratos en que andaba ocioso –que eran los más del año–, se daba a leer libros de gestas alpinísticas, fazañas montañeras, batallas verticales, conquistas heroicas de cumbres, y otros escritos de tales fantasías rocosas. Así pues, él, que no era caballero melindroso, se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro, de manera que vino a perder el juicio.

De esta manera, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y que no fue otra cosa que hacerse equipador y trepador andante, e irse por todo el mundo a vivir las más arriesgadas aventuras que jamás vivió escalador sobre la faz de la tierra, liberando todo género de rutas de artificial, inaugurando atrevidos caminos extraplomados e inventando senderos sobre la vertical jamás imaginados por mente alguna, viéndose así cobrando eterno nombre y fama en los libros de historia montañera.

Quiso el destino que en la mesma aldea de Don Quijote, morara un labrador vecino suyo, con conocidas dotes para la trepanza, la ascendencia y la escalanza, pues era artesano de tejadumbres y techados, y que llevaba por nombre Sancho Panza. Éste, si bien era de corta alzada y entrado en carnes, sus fuertes antebrazos y su arriesgado oficio, había cobrado fama cuando tiempo atrás hubo de trepar a la torre más alta del campanario para reparalla y arreglalla. Quiso Don Quijote que se dispusiese a ir con él de buena gana, a lo que el mozo aceptó, porque tal vez le podía suceder aventura que ganase la gobernanza de algún reino de montañas y cumbres. Así pues, hidalgo y escudero, sobre rocín y asno, desta manera se adentraron en las infinitas llanuras de La Mancha en busca de grandes extraplomos, tremendas y altivas murallas, desafiantes paredes de piedra….

Y arribaron tras polvorienta travesía a las estibaciones del Puerto Llano, como se conocía por aquel entonces, a un conjunto de ventas próximas a una mina. “No es otra cosa sino grande extraplomo de dura roca lo que mis ojos ven, amigo Sancho, y vive Dios el Cielo y la Tierra, que tengo que perforalla, escalalla y conquistalla en singular batalla, pues soy valeroso vencedor de extraplomos y sinrazones”; Asiendo su taladro con una mano, y la lanza en otra, lanzóse al galope contra el altivo muro cuarcítico, equipando en menos de lo que canta un gallo más de 5 docenas de elegantes rutas, creando así distinguidas líneas sobre la piedra y airosos senderos de pedernall. Dispúsose a proballas y cotallas, con el objeto de bautizarlas a cada una de ellas y dedicárselas a la dueña de sus pensamientos, que no era otra que la sin par Dulcinea del Rocoso.

Eligiendo la más extraplomada de todas ellas, prestóse a vencerla en singular batalla, calzándose las alpargatas de goma cocida y el arnés de esparto; sin embargo, dada la pequeñez de los agarres y la menudencia de sus asideros, trepaba tan despacio, y el ácido láctico invadía sus brazos tan apriesa y con tanto ardor, que fuera bastante a estallarle los antebrazos, teniendo Sancho que sujetalle para que descansare colgando del suyo arnés. “Yo me hallo incapaz de ascendella, por mi insuficiencia y falta de resuello, y porque naturalmente soy poltrón y perezoso de andarme intentando una y otra vez el mesmo ascendimiento” dijo nuestro caballero. Viendo el vil espectáculo que los dos personajes ofrecían el guardián de Fierro llamado el Minero, que apostado en la base de la pared vigilaba atento a los pretendientes de gestas y glorias sobre las murallas de su castillo, decidióse presto a expulsar a tan osados malandrines de sus dominios, pues no los consideraba dignos de conquistar tan altivo cerro, teniendo Don Quijote y su fiel compañero que salir de estampía dejando todas las vías equipadas y preparadas para ser escaladas en los tiempos venideros




Tuvieron pues que vagar por los tan infinitos caminos manchegos nuestros personajes, hasta que quiso la casualidad que tuvieran a bien toparse con las murallas de otro altivo castillo, venido a llamarse del
Moral, allá en los campos de Calatrava. Del mesmo modo, preparó Don Quijote su broca y su lanza, para que en un santiamén nos dejara un buen puñado de majestuosas líneas ascendentes sobre las rojas paredes de tan desafiante paramento, pudiendo, esta vez sí, ascendellas y cotallas, venciendo en famoso ascendimiento todas y cada una dellas. Tras tan heroica gesta, quiso el destino que dieran a parar en el Castillo de Peñarroya, próximo a su natal Argamasilla, donde fizo lo propio con las pequeñas fortificaciones calcáreas, que, sobre los pies del embalse, se alzaban.



Y fue así la tan grande y verdadera historia de las rutas de las escuelas de trepamientos de Ciudad Real, y es el caballero de la triste figura, el más grande y altivo de los hidalgos que jamás se vio sobre la faz de la tierra, y fue su taladro y su lanza, así como la sombra su figura y la de su fiel escudero sobre los campos de la Mancha durante sus bellas puestas de sol, el mayor de los homenajes a los verdaderos artífices de la equipadura y trepamiento de las paredes de aquesta parte de La Mancha. Desde aquí nuestro más sincero homenaje a tan nobles caballeros de la vertical: para los equipadores y aperturistas de Puertollano, Moral de Calatrava, Alcázar de San Juan, Ciudad Real, Puebla y Fuente el Fresno, y a todos los de Ciudad Real y La Mancha en general.




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GUÍA PRÁCTICA

El Minero (Puertollano)

El Minero es una estatua de hierro que desde su privilegiada posición observa impasible a una población en constante movimiento: Puertollano. A sus espaldas se alza la mejor de las escuelas de escalada de la provincia. Cuenta con más de 60 vías en un farallón cuarcítico desde el que se divisa toda la ciudad, los montes y las llanuras circundantes. Sobre su roca, tendremos que ir despacio para acostumbrarnos a un tipo de escalada técnica, con pequeñas regletas netas, planos y cantos laterales, donde nuestro equilibrio será puesto a prueba, así como nuestra más depurada técnica de pies, debido a la baja adherencia que este tipo de roca presenta. Vías de calidad laboriosamente equipadas por escaladores y equipadores locales de Puertollano (con alguna ayuda externa), que no han podido escatimar en brocas dada la dureza de la roca (3-4 taladros por broca). Grados que van desde el IV hasta el 8a, con predominio de sextos y séptimos, sobre placas verticales (en ocasiones con pasos a bloque), muros extraplomados y pequeños techos. Los sectores se dividen por escalones, siendo el primer escalón el que más vías concentra, mientras que en el escalón de arriba hay vías en sus extremos derecho e izquierdo (2º y 3º escalón respectivamente). También hay un sector de reciente creación abajo más cerca de la carretera, con 6 vías, y en la actualidad se sigue equipando. Buenas vistas de la ciudad y de la amplia llanura manchega. Respetad el entorno.

Acceso: desde Ciudad Real por la carretera N-420, antes de entrar en Puertollano hay un desvío que indica “Complejo Petroquímico”. Tomad este desvío, que bordea Puertollano por el este, con buenas vistas de la ciudad. Bajo las paredes y unos 200 metros antes de llegar a El Minero, hay un parking de tierra a la derecha. No aparcar fuera del parking y cuidado al cruzar la carretera. Paredes y aproximación evidentes.

Roca y equipamiento: Cuarcita rojiza, poco adherente, unas veces compacta y otras veces algo fracturada, proclive a las regletas, planos y fisuras. Equipamiento bueno en general, consistente en parabolts y reuniones de mosquetón o argolla. Vías cortas en general, aunque hay alguna que supera los 25 metros. Placas y algunos techos, escalada muy técnica y fina de pies. Duros pasos a bloque en las vías más exigentes.

Agua: en Puertollano.

Orientación: es pared oeste, sol por la tarde. En invierno prácticamente no le da el sol (mucho frío y humedad).

Dormir: Prohibido acampar. Encontraremos todos los servicios en Puertollano. Se puede vivaquear a pie de vía, pero es más recomendable buscar zonas más tranquilas en Almodóvar del Campo o en los bellos parajes de Sierra Madrona, a unos 30 km al sur.

Embalse de Peñarroya (Argamasilla de Alba)

Uno de los pocos afloramientos calcáreos aprovechables para la escalada de toda la provincia, pasar un día en unos de sus dos sectores nos proporcionará un placentero día de roca en un entorno idílico. Tranquilidad asegurada y un ambiente íntimo en estos muros de caliza gris donde nuestros dedos acariciarán sus pequeñas regletas, gotas de agua y fisuras. Equipada por el Club de Montaña Gecko, de Alcázar de San Juan, se encuentra situada junto y sobre el embalse de Peñarroya, cuyas azuladas aguas serán un regalo para nuestros sentidos. Así como un regalo será un buen baño después de trepar, pues el sector Pantano se encuentra a la orilla del embalse. La zona de escalada consta de dos sectores: El sector Nagual es un muro de unos 15 metros de altura con 18 vías de hasta 6b, con placas verticales y tumbadas y situada al pie de la cerrada de la presa. El sector Pantano, otro pequeño farallón localizado sobre las aguas del embalse y con la misma altura, y consta de 22 vías de hasta 7a sobre una roca de más calidad y mejores vistas. Toda la zona está muy cuidada, está en una finca privada y debemos ser especialmente cuidadosos. No perdernos la visita al Castillo de Peñarroya.

Acceso: desde Argamasilla de alba en dirección a Ruidera, antes de llegar al Castillo hay un cartel azul que nos indica cómo llegar a la Presa (camino de servicio). Bajaremos por una pista asfaltada. Antes de llegar a la presa tomaremos un camino de tierra que sale hacia la derecha. Cruzaremos un cauce seco para llegar a una carretera asfaltada. Para llegar al sector Nagual, aparcaremos frente a este cruce, junto a la cadena. Seguimos a pié en paralelo a la carretera para finalmente subir hasta la pared. Para el sector Pantano, al llegar al cruce con la carretera, seguir ésta hacia la izquierda y aparcar justo debajo de la presa. Subiremos hacia la derecha hasta la coronación y seguiremos la orilla derecha del embalse, pasando junto a una cantera y llegando tras 10 minutos hasta las paredes.

Roca y equipamiento: un total de 40 vías cortas sobre caliza gris algo fracturada con regletas, cantos laterales y algunos agujeros. Buen equipamiento a base de parabolts y reuniones equipadas. El nombre y el grado de las vías se encuentran inscritos al pie de las mismas.

Agua: Fuente en el Castillo, en Argamasilla y Ruidera.

Orientación: Sector Nagual sol por la tarde. Sector Pantano sol sólo por la mañana.

Dormir: Camping en Ruidera. Vivaquear o furgonetas al pie del embalse.


Otra Zonas

En la Puebla de Don Rodrigo unos imponentes farallones cuarcíticos nos ofrecen un buen puñado de vías clásicas y alguna deportiva en un ambiente agreste y aislado. Desde La Puebla en dirección a Arroba de los Montes, antes de cruzar el puente, a mano izquierda paredes evidentes. En Fuente el Fresno existen más de 20 vías de hasta 6c sobre cuarcita y que en la actualidad se encuentra desequipado, situado al norte de Fuente el Fresno en dirección a los Yébenes. En el parque Natural de las Lagunas de Ruidera existen algunos sectores y vías dispersas, y actualmente se sigue equipando. Consultad a los locales en Puertollano o Alcázar. Ciruela es un curioso bloque de origen volcánico en mitad de la llanura manchega con unas 10 vías cortas, situado en la carretera de Ciudad Real a Aldea del Rey, desequipado en la actualidad, aunque se puede hacer búlder. En sectores aislados de Sierra Morena, al sur de la provincia, se están equipando algunos sectores de excelente calidad y grados altos sobre cuarcita. Los locales os facilitarán toda la información que necesitéis.

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ENTREVISTA A MANUEL CHARAVÍA: EQUIPADOR Y ESCALADOR DE PUERTOLLANO

Entrevista a Rafael Charavía, escalador y equipador de Puertollano

Manuel Charavía ha sido uno de los principales impulsores de la escalada en Puertollano. Con apenas 18 años tomó contacto con la roca de la mano de escaladores toledanos, que rápidamente le contagiaron su fanatismo e inquietud. Desde entonces, no ha parado: empezó subiéndose a bordillos, pasó por la cl´sica y terminó derivando hacia las grandes expediciones y la alta montaña. Estandarte de la escalada en Puertollano (activo equipador y con hasta 8a+ encadenado), su dilatada experiencia y mundo recorrido, le han proporcionado un conocimiento sobre la vida y una madurez personal que nos transmite calmadamente en una agradable conversación. Da la sensación de que ha sido testigo de grandes momentos: quizá porque ha vivido mucho en muy poco tiempo.

¿Cómo empezaste a escalar?

A principios de los años 90 me marché a estudiar a Toledo, y allí entré en contacto con los escaladores de allí (Bolo, etc): me impresionó mucho su nivel y el fanatismo, y sobre todo su buen ambiente: me enganché rápido. Cuando subí a las paredes de Puertollano me sorprendí al ver chapas. Rápidamente nos pusimos a equipar y a escalar.

¿Cuál era la mentalidad del equipamiento y la escalada en Puertollano en los inicios?

Totalmente deportiva, es lo que yo conocí al principio y lo que trasladé a Puertollano.

¿Cómo fueron los inicios?

Manuel Cerro, el verdadero pionero, había equipado las pocas vías que había en Puertollano; un día apareció cuando estábamos escalando. Hicimos gran amistad. Reunimos dinero entre todos y equipamos unas 30 vías. Posteriormente se nos fue uniendo gente y continuamos. Fueron muy buenos tiempos, poco dinero y muchas ilusiones.

¿Entrenabais?

Mucho, pero de una manera totalmente descontrolada, sobre todo en gimnasio, y yo era un verdadero demente. Teníamos una pequeña zona de búlder donde íbamos a hacer travesías unos kilómetros de Puertollano; allí pasábamos muchas tardes.

¿Tu evolución? Y tus viajes?

Empecé con la deportiva, pero tardé poco en descubrir la clásica, abrí las primeras vías con empotradores de aquí. Finalmente acabé en la alta montaña. Viajábamos mucho para el poco dinero que teníamos. He viajado en Suiza, Chile, Francia, Italia, Argentina, mucho a Alpes…

¿Por qué considerasteis que en Puertollano se podía escalar?

En primer lugar porque ya había visto gente escalando aquí. Sabía que esta roca no era la típica, pero le vimos posibilidades. Es una escalada diferente, hay que tener muy buena técnica. Sabíamos de algunas escuelas sobre cuarcita, incluso visitamos alguna en Extremadura. Si no se rompe la roca, en cualquier sitio se puede escalar. Hasta se le saca bastante provecho y se aprende mucha técnica.

¿Qué opinas de las nuevas generaciones, la deportiva, la tecnificación, los picados, el fanatismo por el grado?

No es mi estilo. Los veo muy centrados en el puro grado, demasiado encerrado en la deportiva y el tablón. Quizá es una mentalidad más actual; aunque a nosotros en nuestra época también nos atraía el grado, existía otra mentalidad, más de aventurera, más de exploración. Sin embargo respeto todas las tendencias y posturas, es lo que se lleva ahora. Picar cantos es negar el grado del futuro, le robamos a las generaciones venideras la posibilidad de seguir evolucionando; en Puertollano no hay picados. Por otro lado, hoy se equipa mucho mejor que antes. Ahí está Pepe, que es el que más está trbajando hoy por el desarrollo de la escuela.

¿Lo mejor y lo peor de Puertollano?

Lo mejor: está a 5 minutos de casa. Lo peor, para mí no es la roca, todo lo contrario, hay que saber sacarle su provecho, enseña a escalar, es un tipo de roca, nada más, sólo hay que entenderla y cogerle el truco. Lo peor es que al estar al lado del pueblo, a veces hay algo de suciedad y nos han pintado los pies de vía, y nos han robado alguna reunión.

¿Alguna anécdota?

Muchas: el episodio del generador, un frío invierno cargamos con un generador por todas las paredes de la escuela, fue demencial, teníamos un taladro antiguo sin batería y había que darle salida. Nos costó tanto subir el generador que aunque se nos agotaron las chapas, seguimos haciendo agujeros; algunas los pusimos varios años después. Otra vez me subí al Minero para una exhibición de escalada, ¡menudo espectáculo! La primera vez que quisimos equipar con spit ni pudimos, se nos rompía el burilador. A la vía le llamamos Spitbreaker.

Recomiéndanos alguna vía...

Fierabrás, 6b, una de las primeras que se equipó aquí, vía larga de regletas, es muy completa, una belleza; Vampiro Chillón, un 6c+ de casi 30 metros y muy atlética, con un techo arriba, impone. Spitbreaker, 7b, pura continuidad.

domingo, 1 de junio de 2008

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