NUEVA YORK y de cómo no catar la roca



…señoras y caballeros, en unos minutos aterrizaremos en el aeropuerto de New York La Guardia, apaguen sus aparatos electrónicos, pongan sus asientos en posición vertical, 

abróchense los cinturones y tengan preparados los formularios de inmigración que esperamos hayan tenido tiempo de rellenar durante las ocho horas que ha durado el vuelo, y esperamos disfruten de su estancia (si es que les dejamos pasar, ya veremos, si en el formulario han contestado ‘no’ a la pregunta de si tienen intención de atentar contra el presidente de los Estados Unidos o a que si son ustedes terroristas de Al Qaeda o pretenden introducir jamón ibérico infectado con la peste porcina, o comprar veinticinco iphones sin declarar para sajar a sus conciudadanos a su regreso..., y aun así, si no nos gusta su cara, a lo mejor tampoco pasan…). La tierra de los gringos es así, tienes que renunciar a tus derechos por escrito de ser deportado sin excusa o razón si al funcionario del aeropuerto simplemente le sale de los eggs. Y si te gusta bien, y si no… también.

 “¿de donde vienen ustedes?” –somos españoles… pero españoles de España… o sea de Europa. -“¿y a qué vienen a los Estados Unidos?, ¿y por cuánto tiempo?, ¿y dónde van a vivir?, ¿portan armas o bombas atómicas con ustedes?, bla, bla… (tanto Castro y tanta historia y en Cuba no te ponen tantos problemas…).


Y cuando pensábamos que por fin habíamos conseguido pasar la frontera, un lindo perrito policía nos esnifó las mochilas y se puso tieso al oler de pronto algo sospechoso: “Excuse me guys, (nos interpeló una amable señorita policía), have you any food in your bags?,” “Yes mrs. policeman (contestamos), some chocolate and sandwiches". -“¿any ham, pork?”... –“no mrs. policeman, some chorizo del bierzo, with cheese” –“Oh!, you cannot introduce any meat in the United States, sir.- 

Y ahí se quedaron nuestros maravillosos bocatas de chorizo y queso confiscados por el departamento de inmigración y vigilancia aduanera de los Estados Unidos…, pero entramos.

 

Nuestra intención en los estates era visitar Nueva York unos días, luego alquilarnos un coche y tratar de acercarnos a las zonas de escalada de las montañas y el parque de Adirondack, al norte del estado de N. York, y si había tiempo incluso hacer algo de búlder en unos bloques de central Park. Bien, pues debido las inclemencias meteorológicas nuestro viaje se limitó a visitar la ciudad y alrededores, y todo el deporte que practicamos se redujo a comer hamburguesas, calzzone de espinacas, muffins de mermelada, muffins de chocolate, muffins de nueces, pasas y crema de cacahuete… y algo de bicicleta alquilada para disimular… Ah!, y a hacer fotos, eso sí, la ciudad se prestaba a disfrutar con la cámara. Estos yanquis lo hacen todo a lo grande, tienen una ciudad grandiosa, todo hay que decirlo, espectacular, bien hecha, bien diseñada y muy fácil de recorrer y visitar. 

Un metro gigantesco y una nomenclatura de calles para no rebanarse los sesos precisamente: la primera, la segunda, la tercera…. de mayor a menor de arriba abajo y de izquierda a derecha, punto. Policía en cada esquina mirándote como diciendo: “hey amigo, te estoy vigilando…”. Una ciudad bastante segura sin duda, a pesar de su reputación, salvo que hagas como una chica valenciana que nos encontramos en el vuelo de vuelta, que tuvo la feliz idea de volverse junto a una amiga, solas, a las cuatro de la mañana, en el metro y con parada en Harlem, y que tuvieron un pequeño tironcillo del bolso (es que no me extraña, en esas circunstancias si soy yo hasta lo intento también, que no? ;-).

Y eso hicimos, patear y echar la cámara a andar, y disfrutar de una ciudad inmensa, multicultural, algo maloliente y llena de americanos con tanques de café a toda prisa por las calles. Eché mano del gran angular, un 10-20mm, para enfatizar las líneas urbanas, deformar las inmensas estructuras y darle así más dramatismo a las composiciones. El trípode a cuestas y cultivar el espectáculo de luces de times square, los rascacielos y la vida nocturna reflejada en el Hudson y el East river y los majestuosos puentes que conectan con Brooklyn, el popular barrio de Woody Allen. Tras las tormentas y los aciagos días de lluvia las nubes nos dieron tregua, colorido y contraste a las tomas.

 

En definitiva, poco campo, poca montaña, y sin llegar a catar la roca por desgracia, pero mucho cristal y cemento, y personajes nacidos de la practicidad, la tarjeta de crédito y el talento robado, pero mucho menos ignorantes de lo que creemos en Europa, a la que superan en tantas y tantas cosas. Sin duda, cuando consigamos remendar los agujeros en nuestros bolsillos, volveremos al nuevo continente, pero esta vez al paraíso naranja y ocre de la costa oeste...

Fernando Nuñez/OjoVertical.com


Fernando Nuñez/OjoVertical.com

miércoles, 22 de octubre de 2008

Tenerife, Viaje al Centro de la Tierra


Ocres, grises pálidos, negros brillantes y anaranjadas rocas basálticas…, todo ello mezclado con verdes mantos vegetales en inclinadas laderas y planicies desérticas de aspecto lunar. El sol no da tregua en las horas centrales y la rica y fresca brisa nocturna evoca grandes noches frente al rítmico vaivén de las olas en sus playas atlánticas. El todopoderoso y emblemático Teide nos vigila y deleita con uno de los mayores desniveles visibles de la tierra. Dicen que los cinco continentes pueden verse representados en las siete islas canarias. Yo voy más allá, y creo que en este pedazo de tierra volcánica de apenas ciento diez kilómetros de largo, podemos encontrar un pequeño fragmento de cada uno de los más simbólicos rincones de nuestro planeta.

Por: Fernando Núñez/OjoVertical.com


Galería fotográfica de Tenerife
Galería fotográfica de OjoVertical



La isla

La más grande del archipiélago canario, Tenerife es posiblemente la más representativa y conocida de las siete islas afortunadas. Quizá su mayor reclamo sea ese inmenso prodigio de la geología llamado Teide, que con sus 3718 metros es el pico más alto de España. Este enorme volcán, cuyas siluetas describen la montaña perfecta, domina el paisaje y es el principal culpable de la morfología y climatología de la isla. Todavía activo, puede ser ascendido hasta su cumbre y contemplar una estampa prodigiosa alrededor, y hasta en los días claros observar las seis islas restantes que completan el archipiélago.

Existe, como en casi todas partes, una clara división entre el norte y el sur. La zona septentrional es especialmente fértil, a las faldas del Teide, cuyo popular valle de la Orotava antaño tapizado de plataneras, hoy ha sido sustituido por casas, hoteles y apartamentos. A lo largo de su costa se sitúan algunas de las localidades más interesantes, como Puerto de la Cruz, Garachico o Buenavista, y puedes recorrerla a través de una carretera de especial belleza hasta su mismo extremo occidental, Punta de Teno. La costa sur y sus formaciones volcánicas adquieren una tonalidad marrón evidente, y su fertilidad y presencia vegetal es muy escasa. Más seco y ventoso que el norte posee sin embargo unos paisajes exclusivos y enormemente atractivos, y una mística especial. En su costa encontramos la capital de la isla, Santa Cruz, ciudad de tamaño medio, agradable y seductora, de largos y empinados paseos peatonales y de una incipiente modernización. Las aguas meridionales hacen gala de poseer algunas de las mejores playas de la isla, aunque no es precisamente éste el atractivo de Tenerife, y en sus fondos puede practicarse el submarinismo y el snorkel existiendo interesantes localizaciones para este fin. La costa oeste, por otro lado, ofrece paisajes escarpados y abruptos y localizaciones espectaculares como los Gigantes.


La escalada

Las peculiaridades y originalidades de Tenerife no podían excluir a su escalada. Los orígenes volcánicos de la isla han esculpido fantásticos caprichos de roca y han teñido de colores anaranjados y brillantes grises varias zonas distribuidas por toda la geografía.

Galería fotográfica de Tenerife
Galería fotográfica de OjoVertical

ZONAS:

Arico

Se trata de la escuela más importante y grande en número de vías de Tenerife. Se encuentra situada en la zona sur de la isla, cerca de la localidad de Villa de Arico, a unos 10 kilómetros hacia el interior. El estrecho cauce de un río que solo lleva agua en época de lluvia alberga las paredes basálticas de esta escuela. Está dividida en dos sectores principales, separados por un puente, cerca del cual suele dejarse el coche. En la parte inferior se encuentran en general las vías de mayor graduación, aunque hay algunas buenas para calentar. Prima sobre todo el séptimo grado y algunos octavos prodigiosos. En la parte alta, por el contrario, abundan las vías de grado medio, muchos sextos y séptimos y zonas de iniciación. Dada su ubicación y estrechez, y el hecho de poseer paredes a ambos lados de la hoz, se puede escalar casi a cualquier hora del día, evitando así el sol en época estival.

Hay más de doscientas vías, y aún se continúa equipando. El entorno exhuma una especial tranquilidad y silencio y la escalada es extremadamente agradable. Hay incluso algunas zonas de bloque en la parte alta.

Cómo llegar: desde la autopista del sur (TF-1) coger la salida hacia Villa de Arico. Atravesar el pueblo hacia El Contador, y un par de kilómetros por una carretera estrecha y semiasfaltada nos encontraremos con un puente donde dejaremos el coche, situado sobre el cauce del río y las paredes.

Sector Barranco de los Naranjos: pequeño pero interesante sector situado unas cuantas curvas antes del puente, en un desvío que desciende a la izquierda. Más de veinte vías de sexto a octavo en un farallón basáltico.

Las Cañadas

Será difícil encontrar una escuela por nuestra geografía que evoque sensaciones tan místicas y confinas como la de las cañadas del Teide. Su paisaje único, sus formaciones caprichosas y su roca metamorfizada valen la pena una visita, aunque sea sin cuerdas, amén del espectáculo grandioso de estar escalando al abrigo del gran volcán. La escuela está dividida en varios sectores: Psiquiátrico, Aureola, Sexta Dimensión, Guiri, Chumino, Rambo y el bloque Fraggel. Más de cien vías abarcan casi todos los grados, del quinto a algún que otro octavo. Debido a su sinuosidad, podemos encontrar paredes al sol y a la sombra.

Cómo llegar: conducir en dirección al Parador del Teide, en la carretera que cruza las Cañadas. A unos cien o doscientos metros de la salida al Parador, en dirección sur, sale de la misma carretera una pista forestal que nos conduce a la base de las paredes, junto a una caseta de ICONA. No podemos entrar con coche en esta pista.

Guía d’Isora

Pequeña escuela de algo más de cincuenta vías situada al oeste de la isla. Ubicada en un entorno espectacular, predominan los grados medios y resulta difícil escaparse del sol. Se accede a través de la carretera C822, de sinuosas curvas y paisajes encantadores, pasado el pueblo de Tejina y en dirección a la pequeña aldea de Alcojeja, la cual hay que pasar para dar con las paredes.

Martiánez

Esta pequeña escuela se encuentra en plena localidad de Puerto de la Cruz. Un pequeño farallón de basalto que alberga poco más de veinte vías puede hacer las delicias de quien se hospeda en el pueblo y no quiere coger el coche para ir a trepar. Posee el aliciente de un paisaje precioso con privilegiadas vistas al mar y a los grandes hoteles. Además puede hacerse travesía a lo largo de muchas paredes y practicarse el búlder en un pequeño tramo de desplome. Se accede desde el mirador de la Paz, bajando con cuidado por la ladera a la base de las vías.

Tabares

Es la escuela más cercana a la capital, Santa Cruz. Tres sectores en total, algo residuales comparándolos con el resto de escuelas de la isla, pero válidos para una pequeña escapada. Roca de mediana calidad y unas setenta vías, varias de las cuales son interesantes para usar empotradores y friends. Se encuentra a pesar de su nombre en el Valle de Jiménez, pasando la localidad del Valle de Tabares, a la que se accede a través de la autovía TF-5 en su salida La Cuesta, casi entrando en Santa Cruz. Hay tres sectores, todos en el valle. El acceso no es sencillo y es interesante un buen croquis para situarse a pie de pared.

Otras actividades

Submarinismo: las Islas Canarias son tradicionalmente destino indispensable para los amantes del buceo. Existen multitud de centros por toda la costa, aunque la mayoría de ellos se encuentran en la costa sur y oeste. Las aguas suelen ser claras y las temperaturas en verano se sitúan en torno a los 24 ºC. En la zona sur el viento suele pegar fuerte, y la mar está picada, estropeando en ocasiones la visibilidad y creando corrientes. Hay fantásticas y variadas localizaciones, desde los 5 a los 40 o 50 metros de profundidad y distancias que van desde la misma playa a varios minutos en bote.

Ascensión al Teide: el gran atractivo y referente de Tenerife. Sus 3718 metros pueden ser ascendidos completamente, aunque para subir su último tramo, desde donde nos deja el teleférico, necesitaremos obtener un permiso previo del Parque Nacional a través de su oficina de Santa Cruz (C/ Emilio Calzadilla, 5 (4ª planta)- Santa Cruz de Tenerife. Tel.922 29 01 29 / 922 29 01 83; Fax 922 24 47 88) o a través del correo electrónico (teide@oapn.mma.es). La montaña puede ser ascendida a pie. Existen senderos y rutas marcadas, y hay que tener en cuenta que el desnivel a superar está en torno a los 1600 metros.

Galería fotográfica de Tenerife
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lunes, 2 de junio de 2008

Villel de Mesa, la Pequeña Escocia

Escalada en las highlands alcarreñas

El rugido de un taladro rompe la tranquilidad reinante en la comarca del Río Mesa, Guadalajara. Aunque poco que ver con las verdes Highlands de latitudes más norteñas, y perdida en la soledad con encanto de la España profunda, una Pequeña Escocia resurge a este lado del Canal de la Mancha, gracias a un pequeño grupo de escaladores madrileños que tomando el relevo de sus descubridores maños, han ido dando forma a nuevos sectores de esta escuela cercana a Villel de Mesa. Caliza de agujero y regleta, cerca de un centenar de vías con grados muy variados, y la posibilidad de escalar sin ruidos ni aglomeraciones durante todo el año, invitan a perderse entre estos campos perfumados por tomillos y romeros, para desconectar de todo lo que no sea roca... y buena gastronomía. Ah, sin pan no vayas.

Por María Gállego y Alberto Dotor

Galería Fotográfica de Villel de Mesa

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Un paseo por la geografía de la zona es suficiente para saborear el auténtico encanto de nuestra España profunda, y desconocida en sus más variados aspectos. Es el caso de la comarca del Río Mesa, desde su flora, con abundantes arbustos de tomillo y romero, y unos extensos campos de sabinas inconfundibles por su aroma, hasta los breves y esporádicos encuentros con zorros, liebres, perdices y algún que otro jabalí despistado.


Todo bajo la impasible mirada de los silenciosos buitres. Lugar idóneo para paseos en la soledad más absoluta, y para los amantes de la escalada tranquila. Eso sin mencionar el encanto de sus gentes y la tranquilidad que transmiten, siempre dispuestos a mantener una charla agradable. Escalar en estas tierras alcarreñas es una mezcla entre relajarse en un entorno poco conocido y repleto de campos donde se pierde la vista en el horizonte sin divisar ningún tipo de civilización, y disfrutar tomando fuerzas del sol de invierno para escalar a la sombra en los días más calurosos del verano. Una escalada intensa, rica en variedad de roca y presas, nos espera para poner a prueba nuestros límites.

Escaladores río arriba

La escuela fue descubierta por escaladores zaragozanos, que desde Jaraba venían buscando nuevas zonas donde reunir un buen número de itinerarios con todo tipo de dificultades. Recorrieron el cañón de Jaraba siguiendo el río Mesa hacia arriba, y tras pasar Villel de Mesa descubrieron este amplio cañón con muros a ambos lados de la carretera, al que denominaron Pequeña Escocia. ¿Razón? Por encontrarle cierta similitud, aunque parece ser que ninguno de ellos estuvo nunca en tierras escocesas...


Después del descubrimiento, una serie de escaladores maños se reunieron para trazar en un fin de semana las primeras vías de la escuela, equipando un buen número de líneas y dando vida a los primeros sectores: Primitivo, Retro y Postmoderno. Al equipar las primeras rutas en poco tiempo, se descuidaron en algunas un buen cepillado, y no se tuvo demasiado en cuenta la distancia entre las primeras chapas. Posteriormente, escaladores aragoneses continuaron la labor aperturista gracias a la cercanía con Zaragoza, aunque la escuela en realidad se encuentra en la provincia de Guadalajara.



Pequeña Escocia se dio a conocer en 1993 con la publicación de la guía “Escalando por Zaragoza”, de Felipe Guinda, quien le hizo un hueco entre otras escuelas de la provincia. Posteriormente Quique García y Mikel Silván publican “Escalada Deportiva en Zaragoza”, ampliando la información sobre sus trazados. En la actualidad, Pequeña Escocia ha ampliado sus horizontes gracias a la aportación, durante los últimos cuatro años, de los dos escaladores madrileños que suscriben.


El relevo madrileño

Descubrimos esta escuela y su potencial de expansión de un modo casual: durante un fin de semana invernal en Jaraba decidimos, ante la imposibilidad de escalar debido al intenso frío, dar una vuelta carretera arriba por la rivera del río Mesa, donde quedamos impresionados al descubrir una franja de caliza marrón con multitud de vías diseminadas, y un montón de posibilidades para equipar.


Entonces, al llegar al cruce con el cartel indicativo del desvío a Mochales, recordé repentinamente haber pasado mis veranos de infancia con mi abuela en algún pueblo no muy lejos de allí, donde todavía conservábamos una casa antigua, aunque deshabitada y a la venta. Mira tú por dónde, se abrió una posibilidad (con hogar incluido) donde pasar los findes de invierno. Y claro, es esa época, ya se sabe: gélidos días de frío y lluvia que obligan a profundizar actividades gastronómicas, con buena panceta y chuletas a la brasa en la chimenea. Con semejante base de operaciones, nos animamos a ponernos manos a la obra, algunas veces muertos de calor, otras con tres forros y gorro encima (las vías 04 y 05 fueron equipadas en años diferentes, una al día siguiente de la otra... ¡pero la segunda con resaca!).


Empezamos engordando los sectores ya existentes, como el sector Primitivo, donde dejamos constancia con Merijuana, 6b+ de placa fina. Con alguna vía bonita donde yo (María) dejarnos los dedos, comenzamos a rebuscar para trazar alguna línea de mayor dificultad, en la que apretar un poco más. Y surgió IV+ pa’l niño, 7b+/7c para que Felipe se quedara contento y no nos la decotara.

Continuamos trabajando en el resto de sectores, intentando dejar vías variadas. En el sector Retro armamos La Rebelión de un 6º, una vía de sombra para los días en los que el calor aprieta. El nombre se debe a la insurrección roquera vivida mientras la equipando: estando Alberto colgado, se desprendió un bloque que pasó por entre sus piernas rasgándole el pantalón y provocándole un buen corte. Afortunadamente, no hubo daños mayores, y sí un buen motivo de celebración a base de chuletas en la parrilla casera y acompañadas de un buen y tinto caldo.



Al otro lado del río

Al equipar esta vía descubrimos también que el tipo de escalada era distinto a este lado de la carretera; roca de mejor calidad y mayor diversidad de cantos, que inmediatamente nos reactivó y motivó para continuar la tarea aperturista en este margen del río. Así vio la luz el sector Carcharias, y posteriormente llegaría el sector Viajes.

Además buscábamos en estos sectores algo más de dificultad, a nuestro juicio algo que le faltaba a la escuela. De ahí que Carcharias tenga concentradas vías más difíciles y explosivas, que requieren buenas dosis de tendón. Fue nuestro particular terreno para equipar pequeños proyectos personales, mientras que el sector Viajes, en cambio, dispone ya de más líneas con mayor variedad de grados: desde V+ a 7c.

En el desarrollo de estos nuevos sectores contamos con la inestimable ayuda de Felipe y Jose, quienes se dejaron “convencer” fácilmente a base de chorizos y morcillas a la parrilla, regadas con buen vino. Aunque arrimaron activamente el hombro, abriendo, limpiando y probando algunas líneas, y decían que venían para equipar, yo sé que ese no era el principal motivo....


A Amayas sin pan no vayas

“Vaya, se me ha acabado la batería del taladro. ¡Y aún quedan dos parabolts por meter! Bájame. Un momento, chavales, ahora vuelvo”. Baja a toda velocidad, se mete en la furgoneta, y desaparece por la carretera... Al cabo de media hora Alberto regresa no sólo con la batería cargada, sino también con agua y algunos bollos. Viene de la casa de Amayas, una bonita y pequeña aldea situada muy cerca de Villel de Mesa. Y es que la casa de Alberto en Amayas (“el pueblo”, como él dice), ha sido siempre el centro de operaciones, el campo base, el cuartel general para el equipamiento en Pequeña Escocia, la cotación de vías, la escalada...

Una antigua casa de pueblo en la que igual encuentras en mitad de la entrada dos cuerdas viejas, una caja de parabolts, varias brocas, tres clavos o unas uñas, como una bolsa llena de fósiles recogidos a pie de pared. Tiene un armario lleno de mantas antiguas, utilizadas durante los crudos inviernos que sufre la zona, incluyendo una ya mítica de leopardo, y toda la casa está forrada de ese peculiar papel pintado de los años 60, tan adorable y a juego con mantas y fósiles.


Por supuesto, no sólo ha servido como base de operaciones para equipar y escalar. Famosa es la leñera anexa a la casa, y sobre todo la chimenea de la sala de estar, donde tantas veces nos hemos vistos obligados a recuperar fuerzas a base de chuletas, morcillas, pancetas, y buen vino, sin faltar la caja de bollos para el postre.

Aún recuerdo con nostalgia aquella vez que Alberto tuvo que trepar hasta la ventana del piso de arriba porque había olvidado la llave de la puerta. Eso incluyó, por supuesto, el volver a salir por la misma ventana al día siguiente, porque la puerta no se podía abrir desde dentro sin la llave.

Todos estos recuerdos e historias han hecho merecedora a la casa de Amayas de un especial homenaje por parte de todos nosotros, y de hecho, así ha quedado plasmado en los nombres que dieron vida a alguna de las líneas trazadas en los muros de Pequeña Escocia.


Galería Fotográfica de Villel de Mesa

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Guía Práctica

Cómo llegar

Desde Madrid: Nacional II dirección Zaragoza hasta el desvío de Molina de Aragón/ Teruel (Nacional 211). Una vez llegamos a Maranchón, tomaremos un desvío a la izquierda, Codes/ Balbacil, a unos cien metros de la gasolinera. En el primer desvío seguiremos a la izquierda, dirección Codes, y en el siguiente cruce tomaremos la dirección Iruecha/Villel de Mesa (a la izquierda). Continuaremos por la carretera y en el siguiente cruce a la izquierda tomaremos dirección Villel de Mesa/Mochales (derecha). Desde Zaragoza: Nacional II hasta Ariza, donde iremos dirección Villel de Mesa.

Tipo de roca y equipamiento
Unas 80 vías de caliza roja y gris, con regletas y agujeros. El equipamiento siempre con parabolts de 10 mm, con algunas reuniones de cable (pocas).

Agua

Fuente en la plaza de Villel. Además podemos encontrar fuente en Mochales, a la salida del pueblo, junto a una acequia (algo difícil de encontrar).

Época

Se puede escalar durante todo el año, aunque los veranos son calurosos y los inviernos fríos, ya que la escuela se encuentra a unos 1.000 metros de altura.

Dormir

Hay un hotel rústico en Villel de Mesa, y casa rural en Mochales. También hay buenas explanadas para la furgoneta.

Compras

Aconsejable traer la comida desde casa, ya que la única tienda está en Villel, y a veces no se encuentra abierta. Eso sí, en Mochales y Villel de Mesa sí hay bares donde reponer fuerzas.


Consejos

Debido a que algún sector se encuentra cercano a los campos de cultivo, tened cuidado y bordearlos en vez de cruzarlos. No hace falta decir que el sitio está limpio, por lo que rogamos seáis respetuosos con el medio y no abandonéis colillas y demás basuras.

Sectores

Pequeña Escocia ofrece alrededor de 80 vías repartidas en cinco sectores: Primitivo, Retro, Postmoderno, Carcharias y Viajes. Todos salvo los dos últimos ya se han dado a conocer en las guías de escalada en Zaragoza. Nosotros, autores de los últimos equipamientos en dicha escuela, hemos ampliado en caudal de nuevas vías, que junto a las ya existentes ofrece cantidad y variedad de vías para saciar nuestra sed de roca.

Sector primitivo

Para llegar tomaremos la carretera desde Villel de Mesa dirección a Iruecha y Arcos de Jalón, y después de un cruce con la indicación de dirección a Mochales, tomaremos la primera pista que sale a nuestra derecha. Después de unos 400 metros dejaremos el coche al pie de un árbol para continuar a pie durante unos 50 metros. Allí nos encontramos con las primeras vías.

Sector de mañanas soleadas y tardes sombrías, con vías que oscilan entre 7 y 18 metros de longitud, predominando la escalada atlética con mucho agujero, y alguna placa de regletas pequeña más fáciles. Sin menospreciar al resto, cuenta con vías que creemos merecen ser probadas especialmente como por ejemplo Merijuana, 6b+ de placa fina; Potropoli 7b+, pequeño desplome de agujeros y un bonito paso en la salida; Furia Aragonesa, 7a para un desplome corto y explosivo de especial calidad; y IV+ pa´l niño, 7b+/7c de explosiva entrada, en la que tu altura hará que cueste más o menos.

Sector Postmoderno
Sector más apropiado para los días fríos de invierno. Para llegar, mismas indicaciones que para el Primitivo, desde donde continuaremos andando dejándolo atrás. Es conveniente que no crucemos los campos por mitad de las zonas aradas. Aunque no hemos tenido hasta la fecha problema alguno con los dueños por escalar en estas zonas, recomendamos respetar al máximo los campos de cultivo.

El sector Postmoderno ofrece vías algo más largas, llegando alguna hasta 22 metros. Recomendables: Kill the King 7a+ y El último peta 6c, que como su nombre indica...

Sector Retro

Pegado a la carretera, llegaremos aparcando el coche en una pequeña extensión de ésta, justo antes del cruce a Mochales, viniendo desde Villel de Mesa. Sector sombrío (sol a última hora de la tarde) con mejor calidad de roca que los anteriores, donde entraremos un tipo de escalada muy diferente, ya que abundan las pequeñas regletas (con suerte algún agujero) que pondrán a prueba tus dedos. Recomendamos La Rebelión de un 6º 6b+ y Custolofernes, 8a de placa técnica vertical de regletas con una sucesión de movimientos finos. Esta vía es uno de los pocos octavos que tiene la escuela, y bien merece un apretón.

Sector Carcharias

Más cercano a Villel de Mesa, se accede desde la misma carretera pero esta vez dejaremos el coche nada más pasar el puente saliendo de Villel. A partir de ahí andaremos por la carretera hasta encontrarnos justo debajo de las paredes, donde unos hitos marcan el camino a pie de vías.

Sector nuevo que surgió tras una búsqueda de cobijo frente al sopor del verano, ya que la mayoría de sus vías goza de sombra durante todo el día. La roca se asemeja a la del sector Retro, ya que en este margen del río la calidad es mejor, predominando las placas un tanto desplomadas de pequeñas regletas.

Como vías destacables, la que da nombre al sector, que fue además la primera en aparecer; Carcharias, 7c+/8a, probablemente una de las mejores rutas de la escuela. También merece la pena Esos Leño, 7b+ de abundantes regletas para la que necesitarás una buena dosis de pila, e Inhumanidad, 7c corto y explosivo.

Sector Viajes

Situado junto al sector Carcharias, llegaremos desde éste o bien caminando por la carretera hasta encontrarnos justo debajo; veremos un hito marcando el ascenso. El acceso a todos estos sectores no lleva más de dos o tres minutos. Es el último sector equipado hasta el momento, donde las vías son más largas (hasta 25 metros) y se distribuyen en placas tanto tumbadas como verticales. A destacar Citronio7a y Clementina 6c, dos líneas paralelas que discurren por una placa gris. Además, Ton sail 7b+ y El hijo del Motorista 7b.

Por María Gállego y Alberto Dotor

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domingo, 1 de junio de 2008

CIUDAD REAL, ESCALANDO JUNTO A DON QUIJOTE


“Qué es eso, amigo Sancho, las mas grandes murallas que malvados encantadores hayan levantado, los más tenebrosos castillos que cautivas doncellas encierren! Grandes extraplomos de dura piedra presentan, y para sus princesas liberar, vive Dios el Cielo y la Tierra, que tengo que escalallas y conquistallas en singular batalla, pues valeroso vencedor de extraplomos y sinrazones soy”. Grandes sorpresas nos depararán las llanuras de la Mancha, pues entre sus infinitos campos, altivas paredes de piedra se alzan para hacer las delicias de nuestros ansias de roca. Y es que no todo es queso y vino en las tierras manchegas.

GALERÍA FOTOGRÁFICA DE CIUDAD REAL
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Por Jose Luis Núñez. www.OjoVertical.com

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho que vivía un hidalgo de los de taladro en mano, alpargatas recauchutadas, cordino gastado, broca templada y tendones de titanio. Es pues de saber, que deste sobredicho personaje, los ratos en que andaba ocioso –que eran los más del año–, se daba a leer libros de gestas alpinísticas, fazañas montañeras, batallas verticales, conquistas heroicas de cumbres, y otros escritos de tales fantasías rocosas. Así pues, él, que no era caballero melindroso, se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro, de manera que vino a perder el juicio.

De esta manera, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y que no fue otra cosa que hacerse equipador y trepador andante, e irse por todo el mundo a vivir las más arriesgadas aventuras que jamás vivió escalador sobre la faz de la tierra, liberando todo género de rutas de artificial, inaugurando atrevidos caminos extraplomados e inventando senderos sobre la vertical jamás imaginados por mente alguna, viéndose así cobrando eterno nombre y fama en los libros de historia montañera.

Quiso el destino que en la mesma aldea de Don Quijote, morara un labrador vecino suyo, con conocidas dotes para la trepanza, la ascendencia y la escalanza, pues era artesano de tejadumbres y techados, y que llevaba por nombre Sancho Panza. Éste, si bien era de corta alzada y entrado en carnes, sus fuertes antebrazos y su arriesgado oficio, había cobrado fama cuando tiempo atrás hubo de trepar a la torre más alta del campanario para reparalla y arreglalla. Quiso Don Quijote que se dispusiese a ir con él de buena gana, a lo que el mozo aceptó, porque tal vez le podía suceder aventura que ganase la gobernanza de algún reino de montañas y cumbres. Así pues, hidalgo y escudero, sobre rocín y asno, desta manera se adentraron en las infinitas llanuras de La Mancha en busca de grandes extraplomos, tremendas y altivas murallas, desafiantes paredes de piedra….

Y arribaron tras polvorienta travesía a las estibaciones del Puerto Llano, como se conocía por aquel entonces, a un conjunto de ventas próximas a una mina. “No es otra cosa sino grande extraplomo de dura roca lo que mis ojos ven, amigo Sancho, y vive Dios el Cielo y la Tierra, que tengo que perforalla, escalalla y conquistalla en singular batalla, pues soy valeroso vencedor de extraplomos y sinrazones”; Asiendo su taladro con una mano, y la lanza en otra, lanzóse al galope contra el altivo muro cuarcítico, equipando en menos de lo que canta un gallo más de 5 docenas de elegantes rutas, creando así distinguidas líneas sobre la piedra y airosos senderos de pedernall. Dispúsose a proballas y cotallas, con el objeto de bautizarlas a cada una de ellas y dedicárselas a la dueña de sus pensamientos, que no era otra que la sin par Dulcinea del Rocoso.

Eligiendo la más extraplomada de todas ellas, prestóse a vencerla en singular batalla, calzándose las alpargatas de goma cocida y el arnés de esparto; sin embargo, dada la pequeñez de los agarres y la menudencia de sus asideros, trepaba tan despacio, y el ácido láctico invadía sus brazos tan apriesa y con tanto ardor, que fuera bastante a estallarle los antebrazos, teniendo Sancho que sujetalle para que descansare colgando del suyo arnés. “Yo me hallo incapaz de ascendella, por mi insuficiencia y falta de resuello, y porque naturalmente soy poltrón y perezoso de andarme intentando una y otra vez el mesmo ascendimiento” dijo nuestro caballero. Viendo el vil espectáculo que los dos personajes ofrecían el guardián de Fierro llamado el Minero, que apostado en la base de la pared vigilaba atento a los pretendientes de gestas y glorias sobre las murallas de su castillo, decidióse presto a expulsar a tan osados malandrines de sus dominios, pues no los consideraba dignos de conquistar tan altivo cerro, teniendo Don Quijote y su fiel compañero que salir de estampía dejando todas las vías equipadas y preparadas para ser escaladas en los tiempos venideros




Tuvieron pues que vagar por los tan infinitos caminos manchegos nuestros personajes, hasta que quiso la casualidad que tuvieran a bien toparse con las murallas de otro altivo castillo, venido a llamarse del
Moral, allá en los campos de Calatrava. Del mesmo modo, preparó Don Quijote su broca y su lanza, para que en un santiamén nos dejara un buen puñado de majestuosas líneas ascendentes sobre las rojas paredes de tan desafiante paramento, pudiendo, esta vez sí, ascendellas y cotallas, venciendo en famoso ascendimiento todas y cada una dellas. Tras tan heroica gesta, quiso el destino que dieran a parar en el Castillo de Peñarroya, próximo a su natal Argamasilla, donde fizo lo propio con las pequeñas fortificaciones calcáreas, que, sobre los pies del embalse, se alzaban.



Y fue así la tan grande y verdadera historia de las rutas de las escuelas de trepamientos de Ciudad Real, y es el caballero de la triste figura, el más grande y altivo de los hidalgos que jamás se vio sobre la faz de la tierra, y fue su taladro y su lanza, así como la sombra su figura y la de su fiel escudero sobre los campos de la Mancha durante sus bellas puestas de sol, el mayor de los homenajes a los verdaderos artífices de la equipadura y trepamiento de las paredes de aquesta parte de La Mancha. Desde aquí nuestro más sincero homenaje a tan nobles caballeros de la vertical: para los equipadores y aperturistas de Puertollano, Moral de Calatrava, Alcázar de San Juan, Ciudad Real, Puebla y Fuente el Fresno, y a todos los de Ciudad Real y La Mancha en general.




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GUÍA PRÁCTICA

El Minero (Puertollano)

El Minero es una estatua de hierro que desde su privilegiada posición observa impasible a una población en constante movimiento: Puertollano. A sus espaldas se alza la mejor de las escuelas de escalada de la provincia. Cuenta con más de 60 vías en un farallón cuarcítico desde el que se divisa toda la ciudad, los montes y las llanuras circundantes. Sobre su roca, tendremos que ir despacio para acostumbrarnos a un tipo de escalada técnica, con pequeñas regletas netas, planos y cantos laterales, donde nuestro equilibrio será puesto a prueba, así como nuestra más depurada técnica de pies, debido a la baja adherencia que este tipo de roca presenta. Vías de calidad laboriosamente equipadas por escaladores y equipadores locales de Puertollano (con alguna ayuda externa), que no han podido escatimar en brocas dada la dureza de la roca (3-4 taladros por broca). Grados que van desde el IV hasta el 8a, con predominio de sextos y séptimos, sobre placas verticales (en ocasiones con pasos a bloque), muros extraplomados y pequeños techos. Los sectores se dividen por escalones, siendo el primer escalón el que más vías concentra, mientras que en el escalón de arriba hay vías en sus extremos derecho e izquierdo (2º y 3º escalón respectivamente). También hay un sector de reciente creación abajo más cerca de la carretera, con 6 vías, y en la actualidad se sigue equipando. Buenas vistas de la ciudad y de la amplia llanura manchega. Respetad el entorno.

Acceso: desde Ciudad Real por la carretera N-420, antes de entrar en Puertollano hay un desvío que indica “Complejo Petroquímico”. Tomad este desvío, que bordea Puertollano por el este, con buenas vistas de la ciudad. Bajo las paredes y unos 200 metros antes de llegar a El Minero, hay un parking de tierra a la derecha. No aparcar fuera del parking y cuidado al cruzar la carretera. Paredes y aproximación evidentes.

Roca y equipamiento: Cuarcita rojiza, poco adherente, unas veces compacta y otras veces algo fracturada, proclive a las regletas, planos y fisuras. Equipamiento bueno en general, consistente en parabolts y reuniones de mosquetón o argolla. Vías cortas en general, aunque hay alguna que supera los 25 metros. Placas y algunos techos, escalada muy técnica y fina de pies. Duros pasos a bloque en las vías más exigentes.

Agua: en Puertollano.

Orientación: es pared oeste, sol por la tarde. En invierno prácticamente no le da el sol (mucho frío y humedad).

Dormir: Prohibido acampar. Encontraremos todos los servicios en Puertollano. Se puede vivaquear a pie de vía, pero es más recomendable buscar zonas más tranquilas en Almodóvar del Campo o en los bellos parajes de Sierra Madrona, a unos 30 km al sur.

Embalse de Peñarroya (Argamasilla de Alba)

Uno de los pocos afloramientos calcáreos aprovechables para la escalada de toda la provincia, pasar un día en unos de sus dos sectores nos proporcionará un placentero día de roca en un entorno idílico. Tranquilidad asegurada y un ambiente íntimo en estos muros de caliza gris donde nuestros dedos acariciarán sus pequeñas regletas, gotas de agua y fisuras. Equipada por el Club de Montaña Gecko, de Alcázar de San Juan, se encuentra situada junto y sobre el embalse de Peñarroya, cuyas azuladas aguas serán un regalo para nuestros sentidos. Así como un regalo será un buen baño después de trepar, pues el sector Pantano se encuentra a la orilla del embalse. La zona de escalada consta de dos sectores: El sector Nagual es un muro de unos 15 metros de altura con 18 vías de hasta 6b, con placas verticales y tumbadas y situada al pie de la cerrada de la presa. El sector Pantano, otro pequeño farallón localizado sobre las aguas del embalse y con la misma altura, y consta de 22 vías de hasta 7a sobre una roca de más calidad y mejores vistas. Toda la zona está muy cuidada, está en una finca privada y debemos ser especialmente cuidadosos. No perdernos la visita al Castillo de Peñarroya.

Acceso: desde Argamasilla de alba en dirección a Ruidera, antes de llegar al Castillo hay un cartel azul que nos indica cómo llegar a la Presa (camino de servicio). Bajaremos por una pista asfaltada. Antes de llegar a la presa tomaremos un camino de tierra que sale hacia la derecha. Cruzaremos un cauce seco para llegar a una carretera asfaltada. Para llegar al sector Nagual, aparcaremos frente a este cruce, junto a la cadena. Seguimos a pié en paralelo a la carretera para finalmente subir hasta la pared. Para el sector Pantano, al llegar al cruce con la carretera, seguir ésta hacia la izquierda y aparcar justo debajo de la presa. Subiremos hacia la derecha hasta la coronación y seguiremos la orilla derecha del embalse, pasando junto a una cantera y llegando tras 10 minutos hasta las paredes.

Roca y equipamiento: un total de 40 vías cortas sobre caliza gris algo fracturada con regletas, cantos laterales y algunos agujeros. Buen equipamiento a base de parabolts y reuniones equipadas. El nombre y el grado de las vías se encuentran inscritos al pie de las mismas.

Agua: Fuente en el Castillo, en Argamasilla y Ruidera.

Orientación: Sector Nagual sol por la tarde. Sector Pantano sol sólo por la mañana.

Dormir: Camping en Ruidera. Vivaquear o furgonetas al pie del embalse.


Otra Zonas

En la Puebla de Don Rodrigo unos imponentes farallones cuarcíticos nos ofrecen un buen puñado de vías clásicas y alguna deportiva en un ambiente agreste y aislado. Desde La Puebla en dirección a Arroba de los Montes, antes de cruzar el puente, a mano izquierda paredes evidentes. En Fuente el Fresno existen más de 20 vías de hasta 6c sobre cuarcita y que en la actualidad se encuentra desequipado, situado al norte de Fuente el Fresno en dirección a los Yébenes. En el parque Natural de las Lagunas de Ruidera existen algunos sectores y vías dispersas, y actualmente se sigue equipando. Consultad a los locales en Puertollano o Alcázar. Ciruela es un curioso bloque de origen volcánico en mitad de la llanura manchega con unas 10 vías cortas, situado en la carretera de Ciudad Real a Aldea del Rey, desequipado en la actualidad, aunque se puede hacer búlder. En sectores aislados de Sierra Morena, al sur de la provincia, se están equipando algunos sectores de excelente calidad y grados altos sobre cuarcita. Los locales os facilitarán toda la información que necesitéis.

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ENTREVISTA A MANUEL CHARAVÍA: EQUIPADOR Y ESCALADOR DE PUERTOLLANO

Entrevista a Rafael Charavía, escalador y equipador de Puertollano

Manuel Charavía ha sido uno de los principales impulsores de la escalada en Puertollano. Con apenas 18 años tomó contacto con la roca de la mano de escaladores toledanos, que rápidamente le contagiaron su fanatismo e inquietud. Desde entonces, no ha parado: empezó subiéndose a bordillos, pasó por la cl´sica y terminó derivando hacia las grandes expediciones y la alta montaña. Estandarte de la escalada en Puertollano (activo equipador y con hasta 8a+ encadenado), su dilatada experiencia y mundo recorrido, le han proporcionado un conocimiento sobre la vida y una madurez personal que nos transmite calmadamente en una agradable conversación. Da la sensación de que ha sido testigo de grandes momentos: quizá porque ha vivido mucho en muy poco tiempo.

¿Cómo empezaste a escalar?

A principios de los años 90 me marché a estudiar a Toledo, y allí entré en contacto con los escaladores de allí (Bolo, etc): me impresionó mucho su nivel y el fanatismo, y sobre todo su buen ambiente: me enganché rápido. Cuando subí a las paredes de Puertollano me sorprendí al ver chapas. Rápidamente nos pusimos a equipar y a escalar.

¿Cuál era la mentalidad del equipamiento y la escalada en Puertollano en los inicios?

Totalmente deportiva, es lo que yo conocí al principio y lo que trasladé a Puertollano.

¿Cómo fueron los inicios?

Manuel Cerro, el verdadero pionero, había equipado las pocas vías que había en Puertollano; un día apareció cuando estábamos escalando. Hicimos gran amistad. Reunimos dinero entre todos y equipamos unas 30 vías. Posteriormente se nos fue uniendo gente y continuamos. Fueron muy buenos tiempos, poco dinero y muchas ilusiones.

¿Entrenabais?

Mucho, pero de una manera totalmente descontrolada, sobre todo en gimnasio, y yo era un verdadero demente. Teníamos una pequeña zona de búlder donde íbamos a hacer travesías unos kilómetros de Puertollano; allí pasábamos muchas tardes.

¿Tu evolución? Y tus viajes?

Empecé con la deportiva, pero tardé poco en descubrir la clásica, abrí las primeras vías con empotradores de aquí. Finalmente acabé en la alta montaña. Viajábamos mucho para el poco dinero que teníamos. He viajado en Suiza, Chile, Francia, Italia, Argentina, mucho a Alpes…

¿Por qué considerasteis que en Puertollano se podía escalar?

En primer lugar porque ya había visto gente escalando aquí. Sabía que esta roca no era la típica, pero le vimos posibilidades. Es una escalada diferente, hay que tener muy buena técnica. Sabíamos de algunas escuelas sobre cuarcita, incluso visitamos alguna en Extremadura. Si no se rompe la roca, en cualquier sitio se puede escalar. Hasta se le saca bastante provecho y se aprende mucha técnica.

¿Qué opinas de las nuevas generaciones, la deportiva, la tecnificación, los picados, el fanatismo por el grado?

No es mi estilo. Los veo muy centrados en el puro grado, demasiado encerrado en la deportiva y el tablón. Quizá es una mentalidad más actual; aunque a nosotros en nuestra época también nos atraía el grado, existía otra mentalidad, más de aventurera, más de exploración. Sin embargo respeto todas las tendencias y posturas, es lo que se lleva ahora. Picar cantos es negar el grado del futuro, le robamos a las generaciones venideras la posibilidad de seguir evolucionando; en Puertollano no hay picados. Por otro lado, hoy se equipa mucho mejor que antes. Ahí está Pepe, que es el que más está trbajando hoy por el desarrollo de la escuela.

¿Lo mejor y lo peor de Puertollano?

Lo mejor: está a 5 minutos de casa. Lo peor, para mí no es la roca, todo lo contrario, hay que saber sacarle su provecho, enseña a escalar, es un tipo de roca, nada más, sólo hay que entenderla y cogerle el truco. Lo peor es que al estar al lado del pueblo, a veces hay algo de suciedad y nos han pintado los pies de vía, y nos han robado alguna reunión.

¿Alguna anécdota?

Muchas: el episodio del generador, un frío invierno cargamos con un generador por todas las paredes de la escuela, fue demencial, teníamos un taladro antiguo sin batería y había que darle salida. Nos costó tanto subir el generador que aunque se nos agotaron las chapas, seguimos haciendo agujeros; algunas los pusimos varios años después. Otra vez me subí al Minero para una exhibición de escalada, ¡menudo espectáculo! La primera vez que quisimos equipar con spit ni pudimos, se nos rompía el burilador. A la vía le llamamos Spitbreaker.

Recomiéndanos alguna vía...

Fierabrás, 6b, una de las primeras que se equipó aquí, vía larga de regletas, es muy completa, una belleza; Vampiro Chillón, un 6c+ de casi 30 metros y muy atlética, con un techo arriba, impone. Spitbreaker, 7b, pura continuidad.